Tengo la impresión de que en México, por un lado, alabamos todo el
tiempo a los niños pero por otro, al tratar de reconocerlos como individuos, los
subestimamos. Sólo hay que ver la reacción de algunos sectores cuando se toca el
tema de la educación sexual, por ejemplo, o el de los derechos y libertades de
las niñas, niños y adolescentes. Por eso, es un acierto tener una ley para la
protección de los derechos de los menores de 12 años y jóvenes (12-18 años);
así como diversas consultas en donde ellos pueden expresarse libremente.
La Consulta Infantil y Juvenil 2015, que realizó con gran esmero el
Instituto Nacional Electoral (INE), constituye un paso hacia adelante para
conocer la opinión de los niños y jóvenes sobre algunos aspectos de nuestra
vida pública. Como recordamos, estas consultas se organizan desde 1997 – año
clave para la democracia mexicana – con una periodicidad de cada tres años y
llevan un tema en específico. Mientras en 1997 el tema central fue “La
democracia y los derechos de los niños”, para 2015 la consulta se tituló, “Por
un México con justicia y paz”.
Según el INE, el día de la elección (7 de junio), se instalaron 13,621
casillas en parques y plazas públicas y en fechas siguientes, se habilitaron 1,895
casillas itinerantes. Se contabilizaron casi tres millones de niños y jóvenes
que estuvieron repartidos en, básicamente, tres grupos: el primero en el rango
de edad de 6 a 9 años, el segundo de 10 a 13 y el tercero de 14 a 17
años.
Los resultados de la Consulta llaman mucho la atención por diversas
razones. Por ejemplo, encontramos que mientras más de 90 por ciento de los
niños de 6 a 9 años se sienten seguros en su familia y en la escuela, sólo 24
de ellos poseen la misma percepción en la calle. Aunque este porcentaje aumenta
a medida que se eleva el rango de edad, éste no rebasa el 40 por ciento. La
calle sigue entonces percibiéndose como un lugar inseguro para la mayoría de
los niños y jóvenes.
Otro dato interesante es que mientras 87 por ciento de los jóvenes
entre 14 y 17 años creen que como adultos vivirán mejor que ahora, sólo 42 por
ciento piensa que a México le irá bien en el futuro. Es interesante que haya un
mayor porcentaje de jóvenes que vislumbre tener una vida personal mejor que aquel
que piensa que al país le irá bien. Estos resultados pueden relacionarse con el
hecho de que solamente 5 por ciento de este grupo de jóvenes confía en los
partidos políticos y en los gobernantes, respectivamente.
El gobernante, ante los ojos de los niños de entre 10 y 13 años,
tampoco es altamente valorado. Cuando se les preguntó a estos niños qué
ayudaría a que en México hubiera más justicia y paz, 47 por ciento respondió
que los gobernantes cumplan lo que prometen.
Por otra parte, cuando se les preguntó a los jóvenes de 14 a 17 años
qué haría que ellos participaran más
en la “construcción de un México con justicia y paz”, 69 por ciento contestó
que existe la necesidad de poder expresar
sus ideas con libertad. Pareciera que los jóvenes están listos para
discutir, el punto es si nuestro mundo adulto les abrirá esa oportunidad y
sobre todo, si como dice la Ley General de Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes, la libertad de expresión conllevará el derecho a que se tome en
cuenta su opinión respecto de los asuntos que les afecten directamente, a sus
familia o comunidades (Artículo 64).
Y si la Consulta llevó como título el de la paz y la justicia, ¿qué
dicen los niños entre 10 y 13 años sobre su escuela? Cuando se les preguntó si
han sufrido o sufren violencia física, verbal o emocional en la escuela, casa o
calle, sorprende que los porcentajes sean más altos en las escuelas que en los
otros dos espacios. 26 por ciento de los niños de este rango de edad sufren o
han sufrido insultos y gritos en la escuela cuando en su casa y en la calle,
este porcentaje es de 16 y 19 por ciento, respectivamente.
Por último, un dato que contribuye a desmontar los prejuicios sobre los
niños y jóvenes (y sobre los mexicanos) es que cuando se les pregunta a los más
chiquitos (6-9 años) qué harían para convivir mejor, 76 por ciento – el
porcentaje más alto – respondió que cumplir las reglas. A los siguientes grupos
(10-13 y 14-17 años) se le formuló de manera distinta la misma pregunta y se
les indicó que dijeran a qué se comprometían para que en México hubiera más
justicia y paz. La mayoría de los niños de entre 10 y 13 años (60%) respondieron
que respetarían a todas las personas mientras que la mayor parte de los jóvenes
de entre 14 y 17 años (56%) afirmaron que apoyarían a quien lo necesita.
Solidaridad, respeto a la persona y cumplimiento de las reglas son valores que las niñas, niños y jóvenes revelan para hacer de México un país con mayor justicia y paz. Ante los nubarrones que a veces se posan sobre nuestra patria, hay que saber mirar y reconocer a los niños y jóvenes en tanto individuos reflexivos, ¿por qué cuesta tanto trabajo entenderlo?
Estimado Dr. Crespo, considero que las consultas si bien son mecanismos que abonan a la construcción de la democracia, habría que considerar si la forma en la que están planteadas las preguntas confirman categorías construidas por la población adulta, habría que preguntarnos ¿Cómo ejercerían niñas, niños y adolescentes su derecho a la participación, más allá de que sean escuchados, sino que realmente se les tome en cuenta a la hora de tomar alguna decisión? ¿Cuáles son los límites de la dimensión de la participación infantil entre lo que las personas adultas suponemos por ciudadanía infantil y lo que realmente niñas, niños y adolescentes conceptualizan?, mucho agradezco su comentario. Con atentos saludos.
ResponderEliminarRafael Castelán