La participación social en la
educación forma parte de las relaciones estado-sociedad, éstas son analizadas
con el enfoque de gobernanza para considerar el tipo de relación que se
establece entre los actores gubernamentales y los actores sociales, en este
sentido el concepto de gobernanza es más amplio que el concepto de gobierno
(Kooiman, 2005).
Un componente relevante de la
gobernanza es el análisis de los principios y valores que sustentan la política
del Estado la cual establece su relación con la sociedad. Esto es lo que
Kooiman and Jentoft (2007) llaman la meta-gobernanza. Estos principios y
valores se inscriben de manera más amplia en lo que Foucalt llama las
mentalidades de gobierno que se refieren al conjunto de ideas, intenciones y
deseos de individuos y grupos que sustentan las decisiones de política (Ibarra,
2008: 566).
Las ideas de gobierno que
actualmente sustentan la relación del estado con la sociedad fueron definidas
en las reformas del Estado impulsadas en la década de 1980 en los países
occidentales y en México a partir de la década de 1990. Osborne and Gaebler
(1993) anotaron que la posición del gobierno sería estratégica y no operativa;
es decir se debía dirigir, es decir
establecer las reglas, los objetivos y monitorear su cumplimiento más que remar o que el Estado fuera responsable
de llevar a cabo todas las acciones, anotaron los autores. Para delegar lo
operativo se empoderaría o bien se dotaría de capacidades de decisión a las
comunidades. La total separación entre lo estratégico y lo operativo tal vez
tenga sentido si el problema fuera el de brindar un servicio de tipo mecánico
como por ejemplo repartir la correspondencia, pero cuando está involucrada la
participación de la sociedad no se puede hacer esa separación a menos que se
considere a la sociedad como una extensión de la política del gobierno, en cuyo
caso se estaría en presencia de la típica gobernanza centralizada y jerárquica.
En la educación, la
descentralización se expresa en las propuestas de la gestión centrada en la
escuela que postulan delegar capacidades de decisión a las comunidades
escolares. En una interpretación limitada del término capacidad se entienden sólo facultades legales, pero en un sentido
amplio comprende las habilidades y conocimientos para llevar a cabo tareas administrativas,
de gestión y tareas políticas en el sentido de desarrollar relaciones sociales
de confianza y colaboración. Estos dos últimos son elementos que definen al
enfoque del capital social (Durston (2001:3), en donde el empoderamiento se
entiende no sólo como facultades para tomar decisiones sino capacidades y
habilidades de acción y decisión tanto individuales como colectivas,
particularmente, de los grupos de población excluidos por su condición de
desventaja, por género o pobreza. El empoderamiento tiene el objetivo de
igualar las oportunidades de los actores en la sociedad para ejercer sus
derechos (Durston, 2000: 33).
En la educación, el desarrollo
del capital social y el empoderamiento de las escuelas plantean la necesidad de
establecer políticas y programas que desarrollen esas capacidades en las
comunidades escolares. Hasta ahora hemos observado programas que se dirigen por
separado a directores, docentes y padres de familia, pero no se observa como
prioridad el desarrollo de capacidades colectivas.
En la educación básica, por
ejemplo, el Acuerdo 717 (Artículo vigésimo, 2014) reconoce el papel de los
padres de familia en el proceso educativo de los niños y los jóvenes y señala
que los Consejos Técnicos Escolares deben buscar una mayor vinculación con las
familias de los alumnos. Sin embargo, esta colaboración no se construye de
manera automática pues se necesita empoderar a los padres de familia. Para
explicar este punto tomemos el caso de las tutorías o bien el acompañamiento a
los alumnos. Este es un espacio natural para desarrollar la colaboración entre
docentes, alumnos y padres de familia.
La tutoría se definió en la
normatividad de 2011 como atención individualizada, acompañamiento cercano a
los alumnos con rezago educativo o bien con aptitudes sobresalientes (SEP,
Acuerdo 592, 2011), por lo que esta definición sólo considera los casos
extremos. Sin embargo, los nuevos enfoques pedagógicos que privilegian el
aprendizaje activo de alumnos requieren una atención más cercana a todos los alumnos.
Este es un acompañamiento que no se limita a lo escolar, sino también a lo
emocional, lo afectivo, lo social e incluso el ambiente familiar.
En secundaria se tienen
lineamientos para realizar tutorías. El objetivo es orientar a los alumnos para
construir un proyecto de vida que propicie su autoconocimiento y desarrollo
personal (SEP, 2011b: 32). Sin embargo, la tutoría se proporciona al menos una
hora a la semana y es de carácter grupal (SEP, 2011b: 23). Puede notarse que un
espacio de una hora a la semana para atender a un grupo no es suficiente para
brindar la atención individual que requieren los alumnos según los nuevos
enfoques pedagógicos.
El enfoque tutoral de la política educativa es
limitado en recursos y no se utiliza como medio para fortalecer la comunicación
y colaboración entre docentes y padres de familia. Para ello, se necesitan
reconsiderar funciones, capacitación para ser tutor y tiempos del docente para
el aula y para el acompañamiento. Además, se necesita pensar en la orientación para
los padres de familia. Es decir, se requiere de una política integral que dote
de espacios y recursos a las comunidades escolares. Esta sería una forma de
empoderar colectivamente a las comunidades escolares y de convertir en realidad
a la gestión centrada en la escuela.
[1] Profesora
de tiempo completo en el Departamento de Estudios Institucionales de la
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa. Doctora en análisis de
políticas públicas por la Universidad de Birmingham en el Reino Unido.
Efectivamente, para poder impulsar la participación de la sociedad y por ende todos y cada uno de los elementos que contribuyan a este fin, se deben destinar recursos para fortalecer las lineas de acción que se propongan; como podría ser cursos de capacitación y talleres entre otros recursos disponibles, porque hemos visto que muchos de los problemas que se presenten en las aulas son el reflejo de los que se viven a diario en los hogares.
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